Muchos negocios fracasan no por falta de talento, sino por desorganización. Te explicamos cómo evitarlos.
Este es uno de los errores más comunes y peligrosos. Cuando no existe una separación clara entre las finanzas del negocio y las finanzas personales, se pierde el control real de la rentabilidad.
Consecuencia: No se sabe si el negocio está generando ganancias reales, lo que lleva a decisiones equivocadas y falta de crecimiento.
Cómo evitarlo:
Abre una cuenta bancaria exclusiva para el negocio.
Establece un “sueldo fijo” para ti, aunque sea simbólico.
Registra todos los ingresos y egresos, por pequeños que sean.
Muchos empresarios operan “en negro” por miedo a los impuestos o por desconocimiento. Sin embargo, la informalidad limita el acceso a créditos, proveedores grandes, licitaciones y crecimiento real.
Dato: Según Fundempresa, más del 60% de los emprendimientos nuevos en Bolivia no formalizan su actividad en el primer año.
Cómo evitarlo:
Define una figura legal adecuada (unipersonal, SRL, sociedad).
Regístrate en Fundempresa, obtén tu NIT y habilita tu facturación.
Cumple con tus obligaciones tributarias para acceder a mayores oportunidades.
Muchos empresarios “trabajan mucho, pero miden poco”. Sin procesos, indicadores ni control sobre ventas, stock o productividad, se navega a ciegas.
Consecuencia: Pérdida de productos, fuga de dinero, decisiones basadas en suposiciones, no en datos reales.
Cómo evitarlo:
Usa herramientas básicas (Excel, apps gratuitas, sistemas de caja).
Crea procedimientos simples para tareas repetitivas.
Haz revisiones semanales de ventas, costos y resultados.
En un mercado saturado, depender del “boca a boca” es un riesgo. Muchos negocios fracasan porque nadie los conoce, ni siquiera en su propio barrio.
Dato: El 82% de los bolivianos conectados a internet busca información online antes de comprar (Fuente: Agetic, 2024).
Cómo evitarlo:
Crea perfiles profesionales en Instagram, Facebook y WhatsApp Business.
Publica contenido útil y atractivo para tu público.
Invierte en publicidad segmentada con objetivos claros.
Iniciar sin metas claras, sin proyecciones y sin una hoja de ruta lleva a la improvisación constante.
Muchos emprendedores se enfocan solo en “sobrevivir este mes”, sin construir un futuro sólido.
Consecuencia: El negocio se vuelve emocional, reactivo y frágil.
Cómo evitarlo:
Establece metas trimestrales y anuales.
Haz un plan estratégico básico (análisis de mercado, costos, canales).
Busca acompañamiento profesional para estructurar tu negocio desde el inicio.
Los errores más graves no siempre se ven desde fuera. Están en la base: la organización, el control y la estrategia.
Un negocio bien pensado desde el principio tiene más chances de crecer, prosperar y resistir crisis.
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